sábado, 27 de junio de 2020

Sanar con Ho¨oponopono


La escuela de la vida enseña, como clase principal, «la vida en familia». A ella no se puede escapar, ni siquiera siendo huérfano, porque de su orfandad sacará enseñanzas.

En este concepto de reencarnación escogida y querida, la familia es mucho más que un reflejo de tu personalidad, es el espejo de tu alma. Más aún, ésta es mensajera y guardiana de lo que aprendas en esta vida.

A algunos, la familia les enseña a conseguir el desapego emocional; a otros, a vivir sin expectativas. No importa el número de vidas que vivas, todas ellas serán  necesarias para tu propia comprensión.

Cuando se toma plena consciencia de que la elección familiar ha sido premeditada, uno se da cuenta de que debe dejar de luchar contra uno mismo. Los reproches, los rencores, las decepciones y las expectativas que había albergado hacia mis padres perdieron, poco a poco, su sentido. Tuve que aceptar haberme encarnado junto a esas personas que son, en definitiva, las que me habían ayudado a comprender tantas cosas y que, seguramente, no habría encontrado un entorno mejor para evolucionar. Utilizando palabras tan simples como: «Gracias, te quiero» ante las dificultades que he experimentado con mi gente, siento completa gratitud. La gratitud va hacia al padre, hacia a la madre, hacia al hermano y hacia mí.

La práctica de Ho’oponopono es una forma de acelerar el proceso de aceptación de tu condición humana para, seguidamente, hacer el aprendizaje necesario para la evolución de tu alma o Yo profundo. Reencarnándome aquí, en este período, he querido participar en el descubrimiento del amor propio o, lo que es mejor, quizás he querido vivirlo plenamente a la espera del último estadio de la evolución del alma. Lo cierto es que no importa la razón y acepto mi vida con mi gente.

Tienes la oportunidad de aprender a amar gracias a tus seres más cercanos. Que creas o no en la reencarnación, la familia está ahí para enseñarte a amar la parte que tanto denigras. Es el reflejo de lo que quieres esconder en lo más profundo de ti. Es un mensaje de tu Yo profundo.

¿No te has dado cuenta de que las reflexiones de tus seres queridos meten el dedo en la llaga, sistemáticamente? Puede que sea porque te conocen bien o, probablemente, porque tú has creado la situación propicia que te ha conducido al conflicto. Eres el creador de dicha situación. Has hecho todo lo posible para que las memorias erróneas que se asentaban cómodamente, afloren, se desvelen y puedas limpiarlas. Tu padre o tu madre no han hecho más que responder a esa necesidad y transmitir el mensaje a tu Yo profundo. ¿Por qué no aprovechar momentos familiares para hacer una limpieza intensiva?

Por ej. «Cuando estoy con mi tía Josiane siempre me habla de problemas de dinero. ¡Y me saca de quicio cada vez que lo hace! Tengo la sensación de que cree que estoy forrado».
La interpretación del propósito de la tía Josiane es, seguramente, falsa, pero la emoción que te despierta es bien real. En ese momento preciso, puedes «activar» el proceso de Ho’oponopono: «Perdóname, me siento fatal por haber provocado esta situación. Gracias, tía Josiane, por haberme descubierto esta memoria errónea. Te amo, por ser la mensajera, tú, que formas parte de mí… y de mi familia».

Lo mismo pasa cuando a tu hermana le acaban de detectar un cáncer y sigue fumando cigarrillos, uno detrás de otro. Es inútil encolerizarse ni transmitirle tu inquietud, tienes una herramienta maravillosa a tu alcance: «Lo siento, gracias, te amor». Repítelo tantas veces como sea necesario y envía ese amor a tu hermana.
 Nuestro nuevo canal en #youtube ya está... - Ho'oponopono ...
Cuando el juicio desaparece y la inquietud se calma, es posible comunicarse y actuar conjuntamente para que esa enfermedad no sea un pesado fardo para todos.
Cuando el proceso del amor haya empezado, irradiará amor a tu alrededor. Todos los que te rodean sentirán esa paz y las reflexiones cambiarán para volverse hacia el respeto. El espejo que es la familia puede convertirse en el reflejo del amor que nos conecta a todos.

Tu alma ha seleccionado las mejores herramientas para tu desarrollo personal: tus hijos, tus padres, tus abuelos, tus hermanos, tus hermanas, tus tíos y tías. ¡Úsalos! Sirven para hacerte crecer.