jueves, 30 de enero de 2014

Desapego es soltar lo viejo sin que lo nuevo haya llegado aún.

Nos encontramos en crisis cuando sentimos caducados nuestros modelos mentales y todavía no tenemos claro cómo serán los nuevos. El programa de pensamiento que hace años resolvió nuestra vida y que, incluso, fue bienvenido en su instalación y puesta en marcha, también tiene su momento de caducidad y decadencia.

Cuando un modelo de vida llega a su declive, comenzamos a experimentar un “vivir de manera plana”, sin el chispazo de creatividad y sin ese sentir de que todo encaja. Atravesar este espacio de tránsito entre el final de lo viejo y el comienzo de lo nuevo, es tarea delicada. Son momentos de confusión que, a menudo, remueven emociones dolorosas, antiguas y tapadas. Y sucede que ante la muerte del viejo programa y la emergencia de lo nuevo, lo que realmente alumbra el túnel de acceso, es poner conciencia y respirar el dolor almacenado de las viejas sombras que enturbian nuestra calma.

En tales momentos, soltar es una idea clave. Dejar partir y caminar muy atentos por el filo de la navaja. Son tiempos en los que el cada día tan sólo da oxígeno para el momento inmediato y para resolver las pequeñas cosas. Sucede que tan sólo el hecho de darse cuenta de lo que pasa, ofrece claves para acelerar agonías y levantar la cortina de unas pupilas que todavía tenemos medio cerradas. Son tiempos de avanzar casi a oscuras, atentos a cada paso que, por pequeño que sea, disuelve ansiedades y pincha memorias virtuales y pasadas.

La libertad, tal vez, no está en romper relaciones con ésta o aquélla persona que nos incomoda. La libertad comienza por soltar dentro de uno mismo, y más tarde, cuando logramos que la conducta de dicha persona no nos afecte, todo cambia, ella sola se retira, se muere o simplemente la trasladan a otra tierra. La naturaleza es sabia y cuando toca renovar las hojas del otoño, soplan suaves brisas que las separan de las ramas. La vida entonces se renueva y la mirada se ensancha.

 Para desapegar los hilos dependientes que un día hemos tejido con otras personas y convertirlos en relación independiente y sana, pasaremos por soltar dependencias y fluir por al abismo del presente, atestiguando lo que pasa.La libertad comienza por observar a la mente que piensa, experimentando que el veedor no es lo visto y que la identidad Real del sí mismo no es la mente que piensa, sino más bien la consciencia que la observa.

 El ojo no se ve a sí mismo, y si el yo es capaz de darse cuenta del pensamiento, es que el pensamiento no es el yo, sino del yo, de la misma forma que pueda ser “mi” chaqueta. Para despegarnos de la mente egoica, primero hay que abrir ese Ojo que ve el propio discurrir de las ideas y atestiguar el proceso que éstas siguen cuando brotan y se asocian.Como dijo el sabio: Ábranse a lo nuevo, amigos, y detengan las suposiciones que, en realidad, no son más que memorias pasadas. Tal vez nos aguardan experiencias que creíamos deseables pero todavía imposibles, vivencias que para llegar, tan sólo requieren que ustedes se suelten y se abran.creamos con nuestros pensamientos e intuiciones maravillosas.

Déjense abrazar por El Espíritu, y hoy, en algún minuto de la jornada, levanten el corazón al cielo y respiren esperanza.En realidad, lo viejo se desprende mientras lo nuevo avanza. La eternidad aguarda para hacernos libres del tiempo, para recobrar la Unidad perdida y observar la sonrisa del alma.

José María Doria

lunes, 27 de enero de 2014

La eternidad de un instante

Hace unos meses llego un gato a la puerta de mi casa, lo llamamos Pepe, dicho animal fue bien recibido y apreciado por mis familiares y amigos, un gato encantador y simpático...el viernes pasado se fue y siguió su camino.

Lo anterior me ha puesto triste por el aprecio hacia el gato y a conscientizar que en la vida de cada ser lo importante es disfrutar el aquí y ahora, añorar lo vivido no hace que vuelve y pensar en lo que pasará no hace que suceda. Son mis acciones y disfrutes cono lo que hago en este preciso instante lo que vale y ayuda a encontrar el ser.

Si encontrar el ser es disfrutar que un gato llegue a tu casa, jugar, bañarlo...también es ver a mi hija, jugar con ella, brincar y también lo es caminar a la estación donde espero el bus y se monta una mujer que parece interesante y luego escuchar trinar un pajarillo rojo o amarillo, o escuchar la voz de mi madre o algo tan esencial como respirar....pero bueno a veces todo eso se olvida y más fácil es sentir ansiedad y estrés por lo que no se puede controlar, o porque el jefe esta presionando o quizás porque el presidente de mi empresa que ni recuerda mi nombre es un acelerado.

La vida es un instante y ese instante es irrepetible y es este. Ví en la pelicula El Origen, que la esposa muerta del protagonista, le decía a este en su sueño que habían prometido amarse para toda la vida...y este le decía que ya lo había hecho y así es cada momento de nuestra vidas, un instante es una eternidad, hay que saberla disfrutar y dejarla ir y al hacerlo creará en ti un sentir imborrable pero aceptable, porque no se debe olvidar pero si se debe dejar partir y seguir caminando. Gracias Pepe, porque me has recordado algo que sabía y había olvidado...me diste grandes momentos y gracias vida.

jueves, 23 de enero de 2014

Como Aplicar la Ley del Desapego

Sólo tú, puedes hacerte feliz y todos los momentos presentes lo son porque tú estás en ellos. Y hoy, en el eterno presente, en el aquí y el ahora, tú serás feliz aunque hoy te acompañe esto o lo otro. Y podrás ir pasando de un momento a otro en la vida disfrutándolo plenamente, sin llevar cargas emocionales del pasado. Y como los lirios del campo y los pájaros del cielo estarás libre de preocupaciones viviendo siempre el eterno presente.

Buda dijo: 
 

El mundo está lleno de sufrimientos; la raíz del sufrimiento es el apego; la supresión del sufrimiento es la eliminación del apego.

El desapego podría definirse como “carencia de sed”. Piensa en el ánimo de una persona desesperada por la sed y en el de alguien que no la tiene. Observa mentalmente la diferencia. ¿En cual ves paz, tranquilidad, seguridad y en cual lo contrario? Ahora observa el mundo, la infelicidad que hay en torno y dentro de ti.

¿Qué la causa ? La situación económica, el desempleo, las guerras, la soledad ?
Si observas bien, verás que no es nada de esto, porque si esto se solucionara aparecerían otros temas que seguirían causando la infelicidad. ¿Entonces qué es?

Es que esa infelicidad la llevas contigo donde vayas. Esa infelicidad está en ti y no puedes escapar de ti. Está en tu programación, en tu computadora cerebral, son tus creencias; esas que te parecen tan lógicas que ni siquiera sabes que te tiranizan y esclavizan.

Tu mente no deja de producir infelicidad. Ahora, si lo analizas, verás que hay una sola cosa que origina la infelicidad: el deseo-apego.

¿Y qué es el apego?

Es un estado emocional de vinculación compulsiva a una cosa o persona determinada, originado por la creencia de que sin esa cosa o persona, no es posible ser feliz.

Tu mente dice: No puedes ser feliz si no tienes tal o cual cosa, o si tal persona no está contigo. No puedes ser feliz si tal persona no te ama. No puedes ser feliz si no tienes un trabajo seguro. No puedes ser feliz si no das seguridad a tu futuro. No puedes ser feliz si estás solo. No puedes ser feliz si no tienes un cuerpo a la moda. No puedes ser feliz si los otros actúan así. Y cuantos mas “No puedes ser feliz si….”

Tu mente está programada para demostrarte constantemente (si no es por una cosa, es por otra) que no puedes ser feliz. ¡Todo esto es falso!

Tu eres feliz aquí y ahora; pero no lo sabes, porque tus falsas creencias y tu manera deformada de ver las cosas te han llenado de miedos, de preocupaciones, de ataduras, de conflictos, de culpabilidades… Si lograras ver a través de esa maraña, comprobarías que eres feliz y no lo sabes.

”No hay un solo momento en tu vida en el que no tengas cuanto necesitas para . . . Ser Feliz”

Todas las cosas a las que te apegas, y sin las que estás convencido que no puedes ser feliz, son simplemente tus motivos de angustias. Lo que te hace feliz no es la situación que te rodea, sino los pensamientos que hay en tu mente.

El apego es un estado emocional que tiene dos puntas, una positiva y otra negativa. La positiva es el estado de placer y la emoción que sientes cuando logras aquello a que estás apegado. La negativa es la sensación de amenaza y la tensión que lo acompañan, lo que te hace vulnerable al desorden emocional y amenaza constantemente con hacer añicos tu paz.

Observa bien: Si no se consigue el objeto del apego, origina infelicidad; y si se lo consigue solo produce un instante de placer seguido de la preocupación y el temor a perderlo. ¿Podemos ganar la batalla contra los apegos? Si, renunciando a ellos. Cambiando nuestra programación.

Haz una lista de todo lo que te tenga apegado y dile a cada una:

“En realidad no estoy apegado a ti en absoluto. Tan solo estoy engañándome a mi mismo creyendo que sin ti no puedo ser feliz”

Y si tu apego se refiere a una persona di: “Te dejo que seas tú mismo; que tengas tus propios pensamientos, que satisfagas tus propios gustos, que sigas tus propias inclinaciones, que te comportes tal como decidas hacerlo. 


“Te libero con Amor y me libero con Amor”

Ahora estás en condiciones de amar a esa persona. ¿Por qué? Porque Amar, no es querer. Lo que quieres, quieres poseerlo. Cuando quieres a alguien para ti, solo le estás poniendo una cadena al cuello, y estás atándote del otro lado.

El Amor solo puede existir en libertad. Elige entre tu apego y la felicidad. Lo que necesitas no es renunciar, sino comprender, tomar conciencia. Si tus apegos te han ocasionado sufrimiento, esa es una gran ayuda para comprender, y si alguna vez experimentaste el sentimiento de libertad te será útil recordarlo. Borra en ti el ¡que feliz me haces! y el ¡esto me hace feliz…!

Sólo tú, puedes hacerte feliz y todos los momentos presentes lo son porque tu estás en ellos. Y hoy, el eterno presente, el aquí y ahora, tu serás feliz aunque hoy te acompañe esto o lo otro. Y podrás ir pasando de un momento a otro en la vida, disfrutándolo plenamente, sin llevar cargas emocionales del pasado. Y como los lirios del campo y los pájaros del cielo estarás libre de preocupaciones viviendo siempre el Eterno presente.

CÓMO APLICAR LA LEY DEL DESAPEGO

Pondré a funcionar la ley del desapego com prometiéndome a hacer lo siguiente:

1) Hoy me comprometeré con el desapego. Me permitiré y les permitiré a los que me rodean la libertad de ser como somos. No impondré tercamente mi opinión de cómo deben ser las cosas. No forzaré las soluciones de los problemas, y, por tanto, no crearé con eso otros nuevos. Participaré en todo con absoluto desprendimiento.

2) Hoy convertiré a la incertidumbre en un elemento esencial de mi experiencia. Y gracias a esa disponibilidad para aceptar la incerti dumbre, las soluciones surgirán espontánea mente de los problemas, de la confusión, del desorden y del caos. Cuanto más inciertas parezcan las cosas, más seguro me sentiré porque la incertidumbre es el camino hacia la libertad. Por medio de la sabiduría de la incertidumbre, encontraré mi seguridad.

3) Penetraré en el campo de todas las posibili dades y esperaré la emoción que tiene lugar cuando me mantengo abierto a una infinidad de alternativas. Cuando entre en el campo de todas las posibilidades, experimentaré todo el regocijo, la aventura, la magia y el misterio de la vida.
por 

 

Esperanza....ilusión...realidad...fluir

En la vida se dice que la esperanza es lo último que se pierde...creo que la esperanza es necesario para todo ser humano. A veces se confunde esperanza con ilusión, esta última para mí, es más bien como un sueño de esos que se forman en la mente de forma irreal y que en esencia sabemos no se dará, la cuestión es que a veces esa ilusión se confunde con la realidad al ser obsesiva y desearse en exceso...se pierde el sentido de la realidad.

En los seres humanos todo es posible, quizás ahora puede parecer imposible, pero quizás algún día se pueda dar...pero es muy importante no ilusionarse..no quiero decir que no se pueda soñar o desear cumplir metas que aparentemente son inalcazanbles, soñar puede ser necesario, otra cosa importante es que no es necesario estar conectado a la razón, la verdadera esencia en el hombre es que sienta...claro hay que pensar, pero primero esta el corazón que el cerebro. Si cada uno nos dedicaramos a sentir, con seguridad viviríamos más alegres y felices, la razón domina muchos aspectos de nuestras vidas...pero el sentir es la verdadera esencia del amor y la felicidad.

Yo en mi vida cuando me separe y después divorcié, tuve la esperanza durante mucho tiempo de volver con mi pareja, por múltiples razones esperaba eso, por la comodidad, por la compañía, por mi hija, porque me sentía herido, porque creí que eso es amor...por una cantidad de razones, pasando por orgullo, soberbia, calma, en fin....creo que dicha esperanza rozó en algunos momentos con la ilusión, me imaginaba cosas que pasarían, razonaba, me dejaba ver, hice y me comportaba ilusamente. No sentía, razonaba y ese raciocinio sin el sentir me hizo sufrir durante mucho tiempo, porque pensaba hechos que no pasaban, quería cosas que no se conectaban con la pareja anhelada, creo que todo sucedía en mi mente.

El tiempo y la conscientización en conexión con mi divinidad me muestran que ahora siento y soy consciente que todo puede suceder y será bienvenido, que aceptaré y acepto lo que sucede acá y ahora, que el otro no tiene la culpa ni dependo de él para ser feliz. Soy yo aquí y ahora...sintiendo cada vez más y mejor. Soy alegría paz y amor.

Lo siento por ilusionarme, perdono por exigir y darme rabia sin control, te amo porque la vida es y agradezco por el aprendizaje.

viernes, 10 de enero de 2014

SENTIRTE DECEPCIONAD@

Por Conxita Gallardo

"La Decepción es un sentimiento de insatisfacción que surge cuando no se cumplen las expectativas sobre un deseo o una persona"
La decepción nos muestra como lo que deseas o piensas o sientes sobre aquello o aquella persona, se aleja de la realidad que deseas.
Nos podemos sentir decepcionados por múltiples cosas: por nuestra propia circunstancia de vida, en el trabajo; porque nuestro equipo favorito va perdiendo, por un engaño amoroso, por una amistad,...
Ese es el tipo de decepción que hoy me lleva a esta reflexión, la decepción de un amig@.
Si nunca esperas nada de nadie nunca te vas a decepcionar. Es fácil ¿verdad?. Mi experiencia me lleva a deciros que no ha sido fácil para mi.
Ante una amistad me expongo abierta de corazón y de alma; y...espero lo mismo. Creo que en una buena y verdadera relación de amistad, de compañerismo, se requiere de una entrega, de un esfuerzo, de paciencia, de dar, de recibir; y siempre desde ambas partes, sino no hay equilibrio en esa relación, y está predestinada a morir.
Aunque claro, esas son expectativas propias, que no siempre son las del otr@.
Cuando expones tu confianza y no ves una correspondencia, puede ser un indicio de lo que va a suceder. Y si no te afrontas a las situaciones, por mínimas que sean, estás permitiendo que se vayan añadiendo otros aspectos como que te juzgue, que te critique, en la cara y por la espalda, que base tu amistad en un puro interés y no en un verdadero afecto.
¿Y que te queda por hacer ante una situación así?
Llorar si lo necesitas; darte el tiempo que estimes en sentirte triste y transformar el sentimiento. Cuidar de ti, reflexionar sobre lo que ha pasado y sacar la enseñanza positiva que lleva incorporada.
No esperes nada de la vida, ni de los demás, no generes expectativas, vive tu presente tal y como viene.
Acepta la decepción como parte de tu camino de aprendizaje. Piensa que no todo depende de ti, no podemos ni culparnos ni compadecernos; seguro que la próxima vez lo sabremos hacer mejor.
Es una oportunidad para salir renovado, para encontrar nuevas situaciones, y con unas nuevas ganas de experimentar.

"Como dices que eres mi amiga cuando tus actos han destruido tus palabras, cuando tus palabras destruyen tus actos" Cencic.
 
Pagina: http://psicoterapiatrans.blogspot.com.es/
 

El cambio

O me subo al carrito del cambio o el cambio me atropella.

Claro, nos educaron con el criterio de que la estabilidad era sinónimo de madurez, de equilibrio.

Quien cambia es ‘inestable’, inmaduro, todavía no ha crecido, porque el ideal de vida, para la sociedad, es un mundo quieto.

Vivir en el mismo barrio, habitar la misma casa, permanecer en el mismo colegio, tener la misma pareja, ‘durar’ en el mismo trabajo, escoger carrera ‘para toda la vida’, amarrarse a la misma ciudad y al mismo país… todos sinónimos de estabilidad.

Ni qué decir de las ideas o de las creencias.

Hay que tener los mismos valores, los mismos criterios, la misma mentalidad.

Atreverse a innovar es como una ‘locura’ y es más importante permanecer que arriesgar.

Nuestra sociedad valora lo estático, que ‘no produce desorden’, antes de romper esquemas y arriesgarse a que la vida sea diferente.

El criterio más elemental para cambiar, el más simple si se quiere, es que lo que hemos vivido, lo que hemos estudiado, lo que nos ha acompañado, donde hemos permanecido, no nos ha producido ni la paz ni la armonía esperadas.

Muchas personas se lamentan, por ejemplo, por la ‘pérdida’ de valores o por la ‘pérdida de la familia’.

Entonces, en la deducción más simplista, ‘volver’ con la familia tradicional ahora sí dará estabilidad.

¿Quién dijo?

¿Por qué creer que lo que no sirvió (o es que cree que el mundo va bien), hasta ahora, va a empezar a dar resultados?

¿No sería mejor buscar otra clase de alternativas que al menos nos permitan crear otra clase de circunstancias más humanas, de menos apariencia y de mayor contenido y aceptación de la diferencia?

Es el cambio y claro está también el miedo al cambio.

¿Qué escoger?

Arriesgarse o permanecer, he allí las alternativas.

Aclarando que muchas de las cosas que esperamos afuera no se encuentran ‘afuera’.

En más de una situación el cambio exterior no produce los resultados que anhelamos porque los problemas no son tan sólo geográficos, o de ambiente, o de la persona que nos acompaña, o de la ciudad o del país en el que habitamos.

Debo cambiar y arriesgarme, pero también debo manejar internamente la flexibilidad para no apegarme, para fluir, para atreverme.

Es el famoso equilibrio:

cambiar pero no desbordarse.

Cambiar pero no precipitarse o indigestarse queriendo asumirlo todo a la vez.

Ningún cambio duradero es rápido o instantáneo.

Los cambios necesitan cocción.

En el cambio no hay horno microondas sino fogón de leña.

Porque, así sea impactante, lo que permanece quieto es porque está muerto.

Lo único que no acepta cambio es la muerte.

Sorprende cómo los seres humanos dicen tanto de su personalidad a través de su necesidad o resistencia a los cambios.

Hay personas ‘muertas’ en vida que no se atreven a cambiar ni siquiera la ruta hacia el trabajo, ni lo que comen, ni se arriesgan a vestirse diferente, a mover los muebles de la casa, o a pasar un fin de semana de otra manera.

Por eso cuando no se acepta, la resistencia al cambio se convierte en enfermedad.

A las buenas o a las malas, el mundo se mueve y el cambio no consulta.

¡Simplemente se da!

O me subo al carrito del cambio o el cambio me atropella.


DESCONOZCO AUTOR

martes, 7 de enero de 2014

Este es un nuevo día

Este es un nuevo día...título de una canción de Facundo Cabral...y si cada día es nuevo y decidimos como utilizarlo...yo quiero hacerlo para practicar lo que menciona Facundo en su canción. Este fin de semana lo he hecho y hace tiempo lo vengo haciendo, claro en diferente medida no con la intensidad que quisiera.

Quiero deternerme en el fin de semana, fue un encuentro conmigo de una forma hermosa, a través de la naturaleza, a través de la liberación de mi mente (progresivamente) y eso me ha dado paz y felicidad. Ayer particularmente logre sentir mi cuerpo sin dejarme tomar en tentación, me respete y me libere de gran parte de simples deseos sin esencia, es un respeto para mi ser y así lo hago para los demás que me rodean. Creo que el camino esta recorriendose y aún me falta pero sentí  que puedo controlar mi mente y no ella a mí, siempre ha sido posible, pero es más fácil dejarme llevar por la tentación y no solo me refiero a lo sexual, a la tentación de dormir en vez de levantarme a meditar y orar, la tentación de ver tv o navegar en facebook en vez de leer, y otras tantas cosas. Pero todo es un proceso y ese proceso incluye que vaya avanzando sin forzar, y eso significa que no me castigaré si por algo me desvío, quiero evitar juzgarme y juzgar, quiero seguir caminando y aprendiendo, sin justificaciones...quiero que hoy sea un nuevo día para reír, para cantar, para abrazar.

Quiero también, respetar al otro en su esencia, quiero seguir escuchando y callando cuando debo, quiero sentir que no me controla la rabia y la ironía cuando el otro no esta de acuerdo conmigo o lo que hace el otro no se acomoda a lo que me gusta, y tengo una lista de personas con las que me incomodo o me a veces me desespero, creo que no quiero dejarlo de hacer porque normalmente encontraré personas que llegan de diferentes formas a mi ser, lo que quiero es sentir que cambio y aceptarlo para que esto no me controle y para no agredir o irrespetar al otro. Siento ahora que estar cambiando en conciencia, no es dejar de molestarme, tener rabia, irá u otras sensaciones que no son malas ni buenas, son, es saber que eso no soy yo y eso pasa y no me controlan...gracias Dios...gracias amiga, gracias amigo...gracias hija...gracias madre...gracias familia. Los amo. y me amo. Soy alegría, paz y amor.


hoy es un nuevo día...

Vinculo de la canción:

http://www.youtube.com/watch?v=phhGGzH_GTA




viernes, 3 de enero de 2014

¿QUIÉN TE HACE SUFRIR?

Este es un ensayo de Viktor Frankl, Psiquiatra, fundador de la disciplina que conocemos hoy como logoterapia:


¿Quién te hace sufrir? ¿Quién te rompe el corazón? ¿Quién te lastima? ¿Quién te roba la felicidad o te quita la tranquilidad? ¿Quién controla tu vida?...

¿Tus padres? ¿Tu pareja? ¿Tus hijos? ¿Un antiguo amor? ¿Tu suegra? ¿Tu jefe?...

Podrías armar toda una lista de sospechosos o culpables.
Probablemente sea lo más fácil. De hecho sólo es cuestión de pensar un poco e ir nombrando a todas aquellas personas que no te han dado lo que te mereces, te han tratado mal o simplemente se han ido de tu vida, dejándote un profundo dolor que hasta el día de hoy no entiendes.

Pero ¿sabes? No necesitas buscar nombres. La respuesta es más sencilla de lo que parece, y es que nadie te hace sufrir, te rompe el corazón, te daña o te quita la paz.

Nadie tiene la capacidad al menos que tú le permitas, le abras la puerta y le entregues el control de tu vida.

Llegar a pensar con ese nivel de conciencia puede ser un gran reto, pero no es tan complicado como parece. Se vuelve mucho más sencillo cuando comprendemos que lo que está en juego es nuestra propia felicidad. Y definitivamente el peor lugar para colocarla es en la mente del otro, en sus pensamientos, comentarios o decisiones.

Cada día estoy más convencido de que el hombre sufre no por lo que le pasa, sino por lo que interpreta.
Muchas veces sufrimos por tratar de darle respuesta a preguntas que taladran nuestra mente como: ¿Por qué no me llamó? ¿No piensa buscarme? ¿Por qué no me dijo lo que yo quería escuchar? ¿Por qué hizo lo que más me molesta? ¿Por qué se me quedó viendo feo? y muchas otras que por razones de espacio voy a omitir.

No se sufre por la acción de la otra persona, sino por lo que sentimos, pensamos e interpretamos de lo que hizo, por consecuencia directa de haberle dado el control a alguien ajeno a nosotros.

Si lo quisieras ver de forma más gráfica, es como si nos estuviéramos haciendo vudú voluntariamente, clavándonos las agujas cada vez que un tercero hace o deja de hacer algo que nos incomoda.

Lo más curioso e injusto del asunto es que la gran mayoría de las personas que nos "lastimaron", siguen sus vidas como si nada hubiera pasado; algunas inclusive ni se llegan a enterar de todo el teatro que estás viviendo en tu mente.

Un claro ejemplo de la enorme dependencia que podemos llegar a tener con otra persona es cuando hace algunos años alguien me dijo:
"Necesito que Pablo me diga que me quiere aunque yo sepa que es mentira. Sólo quiero escucharlo de su boca y que me visite de vez en cuando aunque yo sé que tiene otra familia; te lo prometo que ya con eso puedo ser feliz y me conformo pero si no lo hace... siento que me muero".

¡Wow! Yo me quedé de a cuatro ¿Realmente esa será la auténtica felicidad? ¿No será un martirio constante que alguien se la pase decidiendo nuestro estado de ánimo y bienestar? Querer obligar a otra persona a sentir lo que no siente... ¿No será un calvario voluntario para nosotros?

No podemos pasarnos la vida cediendo el poder a alguien más, porque terminamos dependiendo de elecciones de otros, convertidos en marionetas de sus pensamientos y acciones.

Las frases que normalmente se dicen los enamorados como: "Mi amor, me haces tan feliz", "Sin ti me muero", "No puedo pasar la vida sin ti", "Tu eres mi media naranja, mi complemento", "Sin ti no soy nada", son completamente irreales y falsas.

No porque esté en contra del amor, al contrario, me considero un hombre bastante amoroso, feliz, apasionado y romántico, sino porque realmente ninguna otra persona (hasta donde yo tengo entendido) tiene la capacidad de entrar en tu mente, modificar tus procesos bioquímicos y hacerte feliz o hacer que tu corazón deje de latir.

Definitivamente nadie puede decidir por nosotros.
Nadie puede obligarnos a sentir o a hacer algo que no queremos, tenemos que vivir en libertad.

No podemos estar donde no nos necesiten ni donde no quieran nuestra compañía. No podemos entregar el control de nuestra existencia, para que otros escriban nuestra historia. Tal vez tampoco podamos controlar lo que pasa, pero sí decidir cómo reaccionar e interpretar aquello que nos sucede.

La siguiente vez que pienses que alguien te lastima, te hace sufrir o controla tu vida, recuerda: No es él, no es ella, no son ellos...

ERES TÚ quien lo permite y está en tus manos volver a recuperar el control.

jueves, 2 de enero de 2014

Soy fiel

Ser fiel, una definición sería: respetar un compromiso. Creo que todos hemos tenido eso en nuestro en la vida, respetar el compromiso en el trabajo, como amigos, como ciudadanos, como miembro de una religión, como humanos.

Durante mi vida he querido mantener la fidelidad en cada frente de mi vida, he fallado ciertamente pero me he esmerado por lograr dicha fidelidad. En mi matrimonio mantuve en la práctica dicha fidelidad, aunque hubo momentos de debilidad y ciertamente en mi cabeza tuve pensamientos y tentaciones que casi hacen sucumbir mi fidelidad a no tener una pareja diferente a con quien me case, así fue y lo mantuve, en su momento dicha fidelidad fue ante mi pareja, pero también y principalmente a mí mismo.

Soy consciente que ser fiel es a ti mismo a tus principios, y así lo sos al otro, es como amar, primero debes amarte antes de amar al otro.

Mi fidelidad cada vez es hacia mismo. Por ello al sentir que durante mi matrimonio mi pareja fui infiel en alguna parte de la relación y lo digo no porque haya sido testigo, sino que lo siento así, en parte por comportamientos pero principalmente porque yo lo sentí en mi corazón y otras personas sin conocernos también lo hicieron. El saber de dicha infedilidad inicialmente me impacto en el ego, no concebía que YO siendo quien soy, me creía lo mejor de lo mejor, que me había comportado bien, que respetaba, que me aguante ser infiel...y ella que pregogana desde sus creencias religiosas, desde sus principios, que era totalmente fiel...como me hacía eso a mi, eso era un golpe bajo...en fin tendría tantos calificativos...incluso reconocerlo publicamente en este medio era dificil para mí...lo cierto es que la fidelidad existe según tus creencias y sentires, y no se le debe al otro, es un comportamiento de tu ser, y lo mejor es reconocerlo y ser transparente, ahora poco importa y las veces que me ha importado es por mi ego, porque me sentí herido en dicho orgullo, pero siendo realistas el amor supera cualquier obstáculo y una muestra de ello es el perdón, así que me libero de sentir miedo, orgullo y rabia...el camino sigue y todo sucede por algo.

Agradezco el aprendizaje, el vivirlo y me siento fiel a mí...y al encontrar a Dios en mí, soy fiel a él y así ante los demás...