La ciudad donde resido, Medellín,
es una ciudad caracterizada por la pujanza, su desarrollo, su clima, sus
montañas…también es recordada por temas de narcotráfico, sus equipos de futbol,
sus sicarios…bueno tiene muchos aspectos
que la destacan a nivel país y mundial…y no entro a calificar de bueno o malo,
eso es relativo, quizás algo que aparentemente es “malo” resulta generando algo “bueno”, así que no me interesa ni considero pertinente
calificar, siento que es una ciudad en pleno desarrollo que quiere salir
adelante y que a veces avanza y otras veces se detiene, y nosotros su
habitantes lo hacemos con ella, pues somos parte de la ciudad.
Lo que si veo es que debemos ser
más concientes, los habitantes y en general las personas tenemos lo que lo que
nos merecemos, cuando niño criticaba hasta el nombre de la ciudad y la veía
fea, me merecía eso con la conciencia que tenía en dicho momento, mis padres
estaban separados, concretamente mi ídolo inicial, mi padre, se había ido del
país a mis 7 años, mi abuelo materno parecía no querenos, nos cambiamos de casa…mi
refugio fue el estudio y me empece a llenar de motivos de amargura, uno de
ellos ver lo feo de Medellín.
El tiempo pasa y es motivo para
crecer y ser consciente, ahora veo una Medellín con diferentes ojos, acepto sus
más y sus menos, a veces quisiera soñar con una ciudad sin desempleo, sin
delicuencia, sin corrupción…sin muchas cosas que hacen que los seres humanos y
la vida se infravalore. Pero de todas formas veo una ciudad llena de ilusión y
esperanza, también una ambiciosa y capitalista que a veces se olvida de su
gente.
Veo dos ciudades, quizás más,
pero en general veo una ciudad donde se cuidan los detalles, las calles, los
pasamanos, las aceras, donde hay amabilidad y se respetan las cebras para que
un peaton pase, donde se ven almacenes de marcas mundiales, donde hay vehículos
de lujo, donde se nota que se quiere la naturaleza, donde hay mayor inversión,
donde hay más vehículos particulares que de transporte público, donde se
respira más seguridad, prosperidad, donde hay límites de opulencia, grafites
artísticos y patrocinados, marcas enfocadas al capitalismo total. En contraste,
veo una ciudad con mayor desorden vehicular, cantidad de habitantes de calle,
explotación sexual explicita, calles y casas deterioradas, cantidad de ventas
ambulantes, marcas chinas genéricas, almacenes de baratillas, personas “mal”
vestidas, más carros de transporte públicos, pasamanos mal tenidos, grafites y
letreros desordenados, fachadas mal tenidas, maltrato policial, indigencia….son
las dos ciudades que no queremos ver y que incluso no nos las muestran porque
se cambia con sutilezas y casi no detectamos cuando vamos cambiando sino cuando
ya estamos cansados…si reconozco que ahora hay más inversión en toda la ciudad,
con marcado enfásis para la ciudad de la opulencia y el poder adquisitivo, solo
en sectores que se deben mostrar como logros políticos se ven desarrollos, pero
también se nota que no se obedece a programas totalmente articulados,
estructurados y de largo plazo.
Es hora que todos tomemos
conciencia, o la mayoría, no por el voto consciente, es por la vida en sociedad consciente, aquella
donde todos somos valorados, donde hay equidad y respeto, de eso depende seguir
creciendo no para superar a otros, sino para superarnos a nosotros mismos desde
la calidad humana y no desde el capitalismo, debemos y tenemos la responsabilidad
de ser mejores no para mostrar anuncios, sino para mostrar un bienestar en
todos los estamentos sociales.
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